jueves, 23 de mayo de 2013

FLORENTINO Y LA TERCERA OPCIÓN

FLORENTINO Y LA TERCERA OPCIÓN


Tras la cascada interminable de comentarios, opiniones, artículos y demás que ha generado la última rueda de prensa de Florentino Pérez, en la que ha anunciado la marcha de Mourinho -por consiguiente, la victoria de Casillas en el pulso que ha mantenido con el entrenador portugués-, las posiciones entre los aficionados del Real Madrid están cada vez claras y encontradas, con dos bandos completamente enfrentados y, diría, que prácticamente irreconciliables. Por un lado, los defensores de Mourinho ven al técnico como el hombre que ha conseguido poner en su lugar a los jugadores caprichosos, soberbios y endiosados, que sólo buscan su bien y se creen por encima de todo, incluso del Club, dinamitando el vestuario desde el comienzo de la temporada, lo que ha provocado un ambiente irrespirable y la pérdida de la Liga en los primeros partidos de la competición. Además, ha señalado y descubierto a Casillas como el filtrador de lo que ocurre de puertas adentro y, en parte, cómplice de la brutal, infame, sectaria y vil persecución subvencionada de ciertos periodistas sin escrúpulos, que buscan el fin del de Setúbal sin importarles los medios. Por otro lado, los valedores de Casillas ven al portero como el adalid de las virtudes del madridismo, el capitán que tantas glorias y títulos les ha dado -tanto en la selección de España como en el Real Madrid-, sin mirar mucho su rendimiento actual y sí su extraordinario palmarés. El de Móstoles, es el líder que ha hecho frente a Mourinho y sus métodos poco sutiles; ha dado la cara por el grupo, como un león con su manada, demostrando que es el jefe que se sacrifica por todos. Por supuesto, lo de las filtraciones a los medios de comunicación es un cuento chino, una invención para desprestigiarle, urdida por mentes febriles y perturbadas.

Florentino Pérez, que se supone preside el Real Madrid, se ha encontrado con este cisco que él mismo ha ido cocinando, a fuego lento, con su indolencia y el ponerse de perfil ante todo lo que acontecía, creyendo que el tiempo lo curaría todo, cerrando las heridas. Cuando el tiempo expiró y la disyuntiva permanecía, ha tenido que tomar un camino de los dos: la defenestración de Mourinho. Es verdad que la situación era insostenible, tanto con la prensa como en el vestuario, y había que tomar una decisión inaplazable,  optando por la más fácil y beneficiosa para él, no para el Real Madrid que preside, se supone. ¿Y por qué es la más rentable y provechosa para él? Porque las elecciones son el 16 de junio y la cabeza de Casillas podría suponer su no reelección como presidente. Un riesgo demasiado alto para un hombre feble, blando y sin coraje como es Florentino.

Sin embargo, nadie ha reparado en una tercera alternativa que, visto el panorama, podría haber sido una buena solución: aprovechando la nada disimulada colisión y las desavenencias insuperables, con el perjuicio que ello ocasiona al Real Madrid, cargarse a los dos, sin ganador ni vencedor, pero dejando vía libre y el camino expedito al próximo entrenador, con un vestuario limpio y sin sobresaltos, allanando el trabajo para crear un equipo serio y fiable, sin jefecillos mimados, que nos dé la Décima de una vez por todas. Al mismo tiempo, serviría para unir a las dos facciones distantes del madridismo, al no estar sus respectivos representantes. Sinceramente, creo que era una buena elección. Al menos, no la peor.


José Quijada Rubira

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