miércoles, 20 de noviembre de 2013

CARTA ABIERTA A FRANCISCO FRANCO

Muy Señor mío:

Hace ya 38 años que nos dejaste para iniciar una transición que nos llevaría a una supuesta democracia que, según nos exhortaban una y otra vez, daría lugar a un estado de bienestar y a una especie de paraíso donde todo sería mejor para todos, más fácil, entendiéndonos mejor y con menos problemas que resolveríamos dialogando y votando, según la elección de cada uno y de manera libre, sin ninguna cortapisa y siendo todos iguales ante la Ley. Sin embargo, tengo que decirle que nada de lo que nos prometieron se ha producido; que todo ha sido un monumental fiasco de proporciones gigantescas que amenazan con destruir España, por la que tanto luchaste hasta dar la vida. Lamento las malas noticias que le voy a transmitir, pero he de ser sincero para que se dé cuenta del catastrófico estado de la otrora gran y heroica nación española:

-Lamento comunicarle que la España unida que nos dejaste ya no existe. La democracia la ha convertido en 17 reinos de taifas, que sólo miran para sí y no por el bien común de la nación, con la amenaza ya próxima de la secesión en Cataluña y Vascongadas. Además, en algunas de estas taifas el idioma español, el que nos une a todos, está prohibido y perseguido.

-Lamento comunicarle que 200 mil personas han abandonado Vascongadas por el terror y la amenaza de ETA.

-Lamento comunicarle que los terroristas de la ETA, han ganado la batalla al Estado de Derecho, estando en las instituciones y  puestos en libertad a puñados, cada día, sin que nadie haga nada por parar tamaño dislate.

-Lamento comunicarte que la justicia desapareció en 1983, cuando Alfonso Guerra politizó el nombramiento de los jueces. Después, ningún partido político ha querido remediarlo, beneficiándose de la situación.

-Lamento comunicarle que los partidos políticos, sindicatos y jueces han formado una casta parasitaria de vividores y trepas, con una corrupción ciclópea que aplasta a España de norte a sur y de este a oeste.

-Lamento comunicarle que el casi pleno empleo que gozaba España cuando nos dejaste, se ha convertido ahora en un drama humano, en una tragedia de seis millones de parados y casi dos millones de hogares sin jornal.

-Lamento comunicarle que, siendo la novena potencia económica del mundo en 1975, estamos prácticamente intervenidos por Europa, debido al desastre económico sin precedentes que nos ha proporcionado la democracia con el “café para todos”, con el sistema de las autonomías, la corrupción, la inexistente justicia y una sociedad falta de valores.

-Lamento comunicarle que las cárceles rebosan de delincuentes, con 170 por cien mil habitantes, cuando en 1975 era sólo de 24 presos por cien mil habitantes.

-Lamento comunicarle que el islamismo y la izquierda más radical y revanchista han vuelto, creando la simiente de un nuevo Frente Popular del que usted sabe más que nadie las consecuencias nefastas a que nos llevaron.

-Lamento comunicarle que la clase media que creó –la base de la sociedad española- está casi extinguida, dando lugar a un polvorín que nada bueno deja entrever.

-Lamento comunicarle que, a pesar de toda esta hecatombe que es España desde que nos dejaste, muchos no quieren reconocer la superioridad en que se encontraba la nación en 1975. Lo cambian por un voto cada cuatro años a un partido político que, luego, no cumple nada de lo prometido, utilizando ese voto para su beneficio particular. Así estamos.

-Lamento comunicarle que equiparan su alzamiento -que salvaguardó los principios morales, religiosos e históricos de la España milenaria-, con el genocidio y la persecución religiosa; la saña, el sadismo y crueldad del Frente Popular, incluso entre ellos mismos; y el romper España, sus valores, historia y orígenes que intentaba el bando rojo, para convertirla en un satélite bolchevique. Es la asquerosa y repugnante equidistancia de los miserables y 38 años de inocular iniquidades y falsedades, manipulando los hechos.

Podría seguir pero no quiero alargar esta misiva mucho más. Sí quiero comunicarle que tapan sus monumentos y derriban sus estatuas –incluso tratan de exhumar sus restos del Valle de los Caídos- con denuedo y dedicación máxima, con la derecha que usted salvó del marxismo y del genocidio siendo protagonista en algunos casos, ejemplo de la cobardía, ingratitud y vileza de la raza humana, dedicándole calles a un monstruo asesino como Santiago Carrillo. Tratan de borrar todo lo relacionado con su época, como si no hubiese existido, para cubrir sus miserables conciencias y ponerlas a salvo de remordimientos. Pero también los hay que, siendo rivales mientras gobernabas, han cambiado de criterio y reconocen sus innumerables logros, como el historiador Pío Moa, con datos irrebatibles sobre su grandeza.

Por último, dicen que es un mediocre y que nadie le recuerda, pero le utilizan siempre como el chivo expiatorio a su fracaso, necedad y poca hombría. No le perdonan que ganara la guerra al comunismo; que salvara a España de ser una parcela de la URSS; que nos evitaras la Segunda Guerra Mundial; que nos hicieses una nación próspera y unida; que tres presidentes de Estados Unidos le visitaran; que no se doblegara ante nadie y nada; y sobre todo, que acabara sus días en la cama, sin que ninguno de sus enemigos y de los enemigos de España pudieran evitarlo. Y eso es muy duro para los derrotados, aunque alguno, como Indalecio Prieto, dijese sobre su persona el 1 de mayo de 1936: “Le he visto pelear en África; y para mí, el general Franco…llega a la fórmula suprema del valor, es hombre sereno en la lucha. Tengo que rendir este homenaje a la verdad”. Gracias por todo, mí general. Muchos españoles no le olvidamos.

                                                               Un abrazo.




José Quijada Rubira.

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