lunes, 12 de mayo de 2014

LA PRIMERA EDAD DE ORO DEL REAL MADRID DE BASKET

Al igual que el Real Madrid de fútbol dominó Europa en la segunda mitad de los años 50, conquistando cinco Copas de Europa consecutivas, el equipo de baloncesto blanco también reinó en el viejo continente, hacia la segunda mitad de los años 60, ganando cuatro Copas de Europa en cinco años, siendo finalista en siete ocasiones en las ocho temporadas que van de la 61-62 a la 68-69, marcando una época irrepetible, imperando de una manera casi insultante y destronando a los equipos del Este europeo, sobre todo soviéticos, inaccesibles e inalcanzables hasta entonces para cualquier conjunto de la Europa Occidental. El club merengue, de la mano de Saporta y Ferrándiz, conseguiría destrozar el monopolio de la entonces Europa comunista, poco a poco, formando cada año que pasaba una plantilla más fuerte, acercándose de manera inexorable a la cúspide de Europa, apabullando con un baloncesto brillante y moderno, basado en un juego veloz y dinámico. Todo empezó así:

Corría la temporada 1961-62 y tras las incorporaciones en años anteriores de jugadores españoles de gran categoría como Emiliano, Sevillano y Sáinz, se sabía en el club blanco de la necesidad de traer un par de americanos que lograsen, de manera definitiva, el salto de calidad preciso para competir con el gigante soviético. Ferrándiz se trajo al globettroter Wayne Hightower (un prodigio de alero de 204 ctms.) y al discreto pívot Stan Morrison. Fue la temporada de la famosa autocanasta de Alocén y en la que se consiguió llegar a la final por vez primera. Se jugó inusualmente en una sede neutral (Ginebra, 26 de junio de 1962), en lugar de los dos partidos habituales de ida y vuelta, porque el gobierno español negó los visados de entrada a los jugadores soviéticos y no autorizó al Real Madrid a viajar a la Unión Soviética. El rival fue el Dinamo de Tiblisi, que venció al conjunto madridista por 90-83, imponiéndose el poder reboteador a la inmensa actuación de Hightower (30) y Emiliano (21). Morrison (12), Sevillano (11), Lluis (5) y Sáinz (4) completaron los anotadores del Real Madrid. La derrota fue digna y por primera vez un equipo de la Europa no comunista jugaba la final. La base ya estaba hecha. Liga y Copa de España fueron conquistadas.

La siguiente temporada (1962-63), se cambió la pareja de americanos y llegaron los pívots Clifford Luyk (203 ctms.) y Robert Burgess (204 ctms.), que triunfaron en el Madrid –sobre todo Luyk- y llevaron al equipo a la segunda final consecutiva de la Copa de Europa, aportando rebote y puntos. Ferrándiz pasó al cargo de director técnico y Joaquín Hernández al de entrenador. En esta ocasión la final era de ida y vuelta, jugándose primero en Madrid y frente al todopoderoso TSKA de Moscú, que acudió a la capital de España tras numerosas gestiones de Saporta ante el gobierno español para que autorizase la visita, y la amenaza de la FIBA de proclamar campeón al conjunto blanco por incomparecencia del rival. Era la primera ocasión que un equipo ruso actuaba en España, el 23 de julio de 1963 en el Frontón Fiesta Alegre, venciendo el Real Madrid por 86-69, con una extraordinaria actuación de Sevillano (26), Emiliano (24), Burgess (21) y Luyk (14). También participaron Durand (1), Sáinz, Alocén y Descartín. Desgraciadamente, el 31 de julio en un Estadio Lenin abarrotado, el TSKA igualó la desventaja de 17 puntos (91-74) a pesar del buen hacer de Luyk (22), Emiliano (18), Burgess (17), Sevillano (10 y Sáinz (6). También jugaron Durand (1), Alocén y Descartín. El partido de desempate se jugó apenas 24 horas después y en Moscú, el 1 de agosto, con un Madrid físicamente machacado que nada pudo hacer ante el equipo soviético: 99-80. Emiliano (21), Burgess (20), Luyk (14), Sevillano (14), Sáinz (7), Alocén (2) y Durand (2) fueron los anotadores de la segunda final consecutiva del equipo madridista. Era ya la hora de dar un paso más y alcanzar la cima. En Liga se proclamaron campeones, una vez más.

En la temporada 1963-64, los equipos de la extinta URSS no participaron en las competiciones europeas para preparar mejor a sus jugadores para los Juegos Olímpicos de Tokio-64, presentándose una gran oportunidad para lograr el título tan deseado. La pareja de extranjeros se mantuvo –para qué trastocar lo que funciona-, aunque se reforzó más con un tercer americano, Hill Hanson, con la misión de que cubriera las espaldas a sus compatriotas.  El conjunto merengue fue quemando etapas, cada vez más sólido y consolidado, alcanzando su tercera final consecutiva. El rival era otro equipo del telón de acero, el temible Spartak de Brno de Checoslovaquia, jugándose la ida en la ciudad checa (27 de abril de 1964), en el Estadio de Invierno y ante 14.000 espectadores, jugando el Spartak como un tigre furioso, perdiendo el Madrid por 11 puntos (110-99), una diferencia asequible gracias a las actuaciones enormes de Emiliano (31), Burgess (22) y Luyk (18). Completaron los anotadores Sevillano (10), Hanson (6), Sáinz (5), Descartín (4) y Durand (3). En la vuelta, el 10 de mayo de 1964, con un Frontón Fiesta Alegre a reventar y el entonces Príncipe Juan Carlos en el Palco de Honor, el Real Madrid comenzó a limar la diferencia poco a poco, consiguiéndose igualar en el minuto cinco de la segunda parte. A partir de ahí, nada pudo parar el empuje madridista, guiados por el frenesí del público asistente, logrando imponerse por un contundente 84-64. Como siempre, Emiliano (28) y Luyk (25) estuvieron sublimes, apoyados por Burgess (13), Sevillano (8), Sáinz (8) y Descartín (2) y Hanson. El Real Madrid tocaba la gloria en un clima de euforia irrefrenable. En el centro de la pista, los nuevos reyes de Europa eran aclamados. También se conquistó el título de Liga.

Para la temporada 1964-65, volvió como entrenador Pedro Ferrándiz tras el fallecimiento de Joaquín Hernández, y Hanson fue sustituido por Jim Scott, un corpulento americano de raza negra que será recordado por un mate en la cara del mismísimo Korac, en las semifinales de la Copa de Europa. Aunque se había conseguido el tan ansiado y buscado cetro europeo, la hazaña estaba incompleta al no haber participado los equipos soviéticos, y eso flotaba en el ambiente del equipo madridista. Se alcanzó de nuevo la final, después de una épica semifinal ante el poderoso OKK de Belgrado del gran Korac, y esta vez ante el rival deseado por todos: el TSKA de Moscú. En la ida, jugada en casa moscovita el 8 de abril de 1965, se consiguió un gran resultado con sólo siete puntos de desventaja (88-81), con una maravillosa actuación de Luyk (28). Burgess (15), Sevillano (11), Emiliano (10), Sáinz (7), Descartín (4), Durand (4) y Scott (2) fueron los otros anotadores. Cinco días más tarde, bajo la presidencia de los Príncipes de España, un Real Madrid desatado e imparable (42-29 al descanso), redondeaba la proeza y, esta vez sí, se imponía al TSKA de Moscú por 76-62, despejando dudas de quien era el mejor de Europa, con Emiliano (24), Luyk (18) y Burgess (16) en plan colosos. Sáinz (9), González (7), Sevillano (1) y Descartín (1) fueron los otros anotadores. El ritmo frenético impuesto en el Frontón Fiesta Alegre, no pudo ser frenado por los soviéticos y el conjunto blanco se alzaba con su segunda Copa de Europa consecutiva y, por primera vez en la historia, ante un equipo de la antigua URSS. Fue el último partido en el mítico y añejo Frontón Fiesta Alegre, que el Madrid tuvo que abandonar a petición de sus propietarios. Se logró el triplete, con Liga y Copa del Generalísimo también en sus vitrinas.

Más que feliz por los tres títulos conquistados la temporada anterior, Ferrándiz volvió a su atalaya de director técnico, lo que supuso un error garrafal para las aspiraciones europeas del Madrid. Le sustituyó el francés Robert Busnel, luego cabeza de la FIBA, de gran fama que no justificó en el conjunto blanco. Jim Fox, un pívot de 2,06 metros, sustituyó a su compatriota Scott. Luyk obtuvo la nacionalidad española en noviembre de 1965 y se incorporó a un joven alero español de 17 años: Toncho Nava. Se jugó en la cancha del Colegio Maravillas, hasta la inauguración del Pabellón de la antigua Ciudad Deportiva el 6 de enero de 1966. Todos estos cambios en la temporada 1965-66, dieron lugar a su eliminación en Copa de Europa por el que iba a ser el ganador: el Simmenthal de Milán, que contaba en sus filas con Bill Bradley, futuro senador y doble campeón de la NBA con los New York Knicks. A pesar de todo, Liga y Copa del Generalísimo sí se conquistaron.

Tras la decepción sufrida en Europa, Ferrándiz volvió como entrenador en la temporada 1966-67, esta vez de manera continuada. La pareja de americanos cambió al irse Burgess y ser nacionalizado Luyk, viniendo el ala-pívot Jim McIntyre (1,98 metros) y Miles Aiken, pívot negro de escasos dos metros pero de movimientos felinos y calidad a raudales. La plantilla se completó con los canteranos Paniagua, Guardiola y José Ramón Ramos, éste procedente del Estudiantes. Con estas incorporaciones se inició el asalto al trono de los milaneses. Al no haber revalidado el título de Liga, el Madrid necesitaba ganar la Copa de Europa si quería estar la próxima edición en esta competición. Raimundo Saporta, en una maniobra genial, consiguió que las semifinales y final se jugasen en el recién inaugurado Pabellón de la Ciudad Deportiva, donde el apoyo de los aficionados sería un importante factor. El Madrid pasó a la final con apuros, derrotando por 88-86 al Olympija de Ljubljana. Así, el 1 de abril de 1967 resultó la fecha elegida para saldar cuentas con el vigente campeón, el Simmenthal de Milán. El empate a 45 al descanso, reflejaba la titánica lucha de ambos contendientes. Emiliano (29), Aiken (23) y McIntyre (14) y su labor en defensa, mantenían al equipo blanco. Sin embargo fue Luyk (17), hasta entonces aletargado, quien abatió con su clásico gancho al cuadro italiano, dejando el marcador en un definitivo 91-83. J. R. Ramos (4), Sevillano (2), Monsalve (2) y Sáinz fueron los otros participantes. La final se televisó en directo para toda España, que pudo ver al Real Madrid conquistar su tercera Copa de Europa y reinar de nuevo en el viejo continente. También se ganó la Copa del Generalísimo.

Para la temporada 1967-68, Ferrándiz se sacó de su chistera a un americano rubio y pálido, escolta de 1,93 metros llamado Wayne Brabender, que sustituyó a McIntyre. Aunque sus comienzos fueron difíciles, su formidable tiro en suspensión y su entrega en la defensa hicieron de él un jugador legendario. También se incorporó Cristóbal Rodríguez. El equipo estaba en la cúspide de su juego y los rivales fueron cayendo hasta llegar a la gran final de Lyon, el 11 de abril de 1968, frente a un viejo conocido: el Spartak de Brno. El equipo checo era favorito por la baja de Sevillano, y aún más cuando a los pocos minutos Emiliano debió abandonar la cancha por problemas en la espalda. El encuentro fue a cara de perro, sin concesiones (52-49, al descanso para el Madrid), y a pesar de que Brabender y Luyk fueron eliminados por personales en los minutos finales (con ventaja de 84-74), el Real Madrid conseguía imponerse por 98-95, con la inmensa figura en la cancha de Aiken y el trabajo de los suplentes. Las actuaciones portentosas de Aiken (26), Luyk (24), Brabender (22) y Nava (10), éste sustituyendo a Emiliano, unido a la excelente dirección de J. R. Ramos (4) nos llevaron al triunfo. Sáinz (6), Emiliano (6) y Paniagua, fueron los otros participantes. Fue el último partido de Lolo Sáinz como jugador. El Real Madrid alcanzaba su cuarto cetro europeo en los últimos cinco años y dominaba Europa. También se recuperó el título de Liga.


En la temporada 1968-69, se ficha a Vicente Ramos, base de 1,80 metros, para cubrir la baja de Lolo Sáinz, y sube a los juniors Carmelo Cabrera (un genial base canario de 1,84 metros) y Rafael Rullán (pívot con una gran técnica de 2,07 metros). Wayne Brabender obtenía la nacionalización española, pudiendo jugar Aiken también la Liga. El 27 de marzo de 1969, el Madrid conseguía otra epopeya nunca conseguida antes por nadie: ganar en la cancha de TSKA de Moscú por 78-89. Esta proeza conmovió todo el deporte europeo e, incluso, el público moscovita ovacionó al equipo español cuando se despidió triunfante desde el centro del campo. No era eliminatoria directa y los soviéticos no quedaron eliminados. Todo lo contrario, serían los rivales del equipo blanco en la final disputada en Barcelona, el 24 de abril de 1969, recordada como las más dramática de la historia, necesitando dos prorrogas para decidirse. A falta de dos minutos, Luyk era eliminado por cinco faltas y con 80-75 para los blancos. Con el reloj marcando 25 segundos, el 81-77 parecía definitivo. Una rápida canasta de Belov y un grave error de Emiliano, que entró a canasta ante Andreev (2,15 metros) en lugar de aguantar el balón, permitió empatar el partido a los moscovitas en el último segundo: empate a 81. En la prórroga, y con empate a 93, Aiken falló una canasta imposible de errar, una bandeja fácil que hubiera dado el triunfo al equipo blanco. Ferrándiz, llevándose las manos a la cabeza, fulminó con su mirada al americano. En la segunda prórroga, con el Madrid diezmado por las personales, el TSKA logró llevarse la victoria por 103-99, con el público barcelonés apoyándoles. El heroico partido de todo el conjunto merengue no fue suficiente ante la mala suerte y las actuaciones de Belov (19), Krapanov (18) y el gigante Andreev (37). Por el Madrid destacaron Aiken (24), Luyk (20), Brabender (20), Emiliano (18) y V, Ramos (9). También jugaron Nava (4, Cristóbal (4) y J. R. Ramos. Se logró el título de Liga. Al terminar la temporada, Aiken abandonó el equipo y Sevillano tuvo que retirarse por una lesión de rodilla, se cerraron las fronteras a los extranjeros para jugar la Liga en España, y el Real Madrid acababa un ciclo de oro con siete finales en ocho años y cuatro Copas de Europa conquistadas. Comenzaban cuatro temporadas mediocres en el viejo continente, al no dar con los extranjeros adecuados, faltos de ritmo sin poder jugar la competición nacional. Todo volvería a la normalidad en la temporada 1973-74, iniciándose la segunda edad de oro del Real Madrid.  Pero eso será otra historia.


José Quijada Rubira.

1 comentario:

  1. dailymotion.com/video/x27gepl_20141006-141003_shortfilms … soyACCIONNISTA deTELE5+TELEFONICA DUEÑA DE ENDEMOL TRATADO COMO 1 LEPROSO+ 1 judio DE LA 2 guerramundial ................ gracias PEPE X SER HUMANO Y DEJARME HABLAR EN TU TWITTER, TE DESEO LO MEJOR

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